Hallados en Asturias tres
cadáveres de esta especie en solo tres días. Los animales fueron abatidos y
posteriormente exhibidos en lugares concurridos
El domingo por la mañana volvió a ocurrir. En una carretera del concejo
de Teverga, en el sur de Asturias, apareció el cadáver de un lobo recién
abatido. Todavía sangraba y estaba colgado por el pescuezo de una señal. Era el
segundo aviso —no se sabe muy bien a quién— en menos de tres días. El
viernes por la mañana, en un aparcamiento de Arriondas, aparecieron los
cadáveres de otros dos lobosLobo colgado en una carretera de Teverga (Asturias). FAPAS
"El de Teverga,
dos en Arriondas, otro en Cangas...". Alberto Fernández hace un recuento
rápido de lo que ocurre en Asturias. "En el último año han aparecido ocho
o nueve", añade este biólogo del CSIC y miembro de la Asociación
para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico (ASCEL).
La pregunta ya no es
quién mata al lobo en Asturias. Es una especie no cinegética, por lo que su
caza no está permitida y solo los agentes forestales se pueden encargar de
controlar el número de ejemplares. La pregunta ahora es quién mata al lobo de
forma furtiva y hace un ejercicio de exhibicionismo con los cadáveres. Todos
los animales muertos han aparecido en carreteras o zonas bien transitadas, con
la clara intención de que se vieran los cuerpos.
"Esto es una
patología social. Es un ejercicio de exhibicionismo obsceno", dice
indignado Fernández. "¿A quién se le manda el mensaje? No lo sé... a toda
la sociedad", añade. Xurde Gayol, guarda del medio natural en Asturias,
afina un poco más: "Creo que el mensaje es a la Administración y a los
ecologistas. Esto se ha convertido en una moda".
La Consejería de Desarrollo Rural y Recursos
Naturales, que se hizo cargo del cadáver del último lobo encontrado, ha
trasladado el caso al Seprona de la Guardia Civil. La fiscalía asturiana asegura
que, "por el momento, no hay abierta" ninguna diligencia de
investigación "en relación con la aparición de lobos muertos, colgados,
dado que no se ha presentado ninguna denuncia".
Por lo que sí se ha
abierto una investigación penal es por un entramado de presunto cobro fraudulento de ayudas por
falsos ataques de lobo. El Seprona ha imputado a una veintena de personas —nueve ganaderos y 11
guardas del medio natural— por simular ataques. Según explica la fiscalía, tras
este caso se esconde "la presunta utilización fraudulenta de fotografías
para generar partes por daños realmente inexistentes". Un juzgado de
Cangas de Onís instruye el caso, que el ministerio público considera que
podrían suponer "delitos de falsedad documental, estafa y prevaricación,
en grado de continuidad delictiva".
La Guardia Civil
llegó a cifrar en 200.000 euros el dinero público cobrado indebidamente. Cuando le puso números el
fraude, el Seprona alertó de que estos falsos ataques podrían haber
"influido en generar un ambiente de rechazo" social contra este
animal.
Fuego cruzado
El presidente del
Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS), Roberto
Hartasánchez, acusa a la Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales de
caer en "una absoluta falta de gestión" del lobo en el Principado.
"Cada uno hace lo que le da la gana", dice sobre las muertes de este
cánido el presidente de FAPAS, que ya ha denunciado varios casos de cadáveres
colgados en las carreteras.
Al otro lado están
los ganaderos y alcaldes de los municipios afectados por ataques de lobo. Se
quejan de que entre el año pasado y lo que va de este el Principado solo
abatió, dentro del programa de control, a 29 animales, frente al cupo máximo de
45 que había fijado. En el último censo, había contabilizadas 38 manadas o
grupos familiares en Asturias.
Manuel Calvo,
director general de Recursos Naturales del Principado, admite que está en medio
de este fuego cruzado: "Para los ganaderos son insuficientes los lobos
extraídos, paro los ecologistas son demasiados".
En todo caso, Calvo
recuerda que la Administración es la única autorizada a realizar el control de
esta especie; ningún cazador puede eliminar por su cuenta un lobo. "No
estamos de acuerdo", dice sobre la aparición de los cadáveres, "y lo
denunciamos públicamente". "Es una infracción administrativa",
añade. "Nadie que no sea la Administración puede capturar un lobo",
insiste. Pero Calvo admite que, hasta ahora, nunca se ha conseguido atrapar en
el Principado a alguno de estos cazadores furtivos exhibicionistas.
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