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miércoles, 23 de septiembre de 2015

" HUYE AMIGO LOBO , HUYE " Asesinos de lobos 06-09-2015 (Pontevedra-Galiza)


Grupo reproductor de lobo ibérico con 5 lobatos destrozado por una batida encubierta teóricamente para el jabalí, pero que iba dirigida totalmente para el lobo. Hemos visto la batida completa con un desenlace fatal teniendo que huir los padres acosados por perros y cazadores y teniendo que dejar atrás a los lobatos, aunque probablemente ya fuera demasiado tarde para ellos.
 

El hombre que aullaba a los lobos

  • Domingo Calvo, el último de los grandes alimañeros, falleció hace ahora 25 años

  • Dejó por escrito unas memorias en las que relata cómo crió y domesticó a un lobo al que terminó matando tras una lucha feroz


En los montes de Caso, todos aquellos que tienen cierta edad recuerdan perfectamente la figura de un hombre que recorría el concejo subido a una moto sobre la que desplegaba la piel de un lobo, una clara advertencia de lo que les podía hacer a esos animales. Era Domingo Calvo Testón, alimañero oficial de la Sociedad Astur de Caza y toda una leyenda nacional. Se le conocía como «el tigre» del monte, como el responsable de haber dado caza a «lobos en cantidad, cientos de zorros, gatos monteses, turones, jinetas, martas, tejones y otras variedades», como él mismo dejó escrito en sus memorias.
Cuando apresaba un lobo, las plazas eran un hervidero de curiosos deseosos de ver al animal y a su captor. Las gentes le premiaban con lo que buenamente podían en compensación por haber liberado el monte de este terrible depredador de ovejas y cabritillos. «Era muy bueno», asegura el ganadero casín Benito Gallinar, quien convivió con Domingo Calvo y fue testigo de sus enormes habilidades. «No sólo es que supiera dónde estaban sino que se hacía amigo de ellos», rememora.
Gallinar relata cómo Domingo era capaz de reproducir el aullido de los lobos para, gracias a este sonido, hacerse familiar entre los cánidos salvajes. «Se ganaba su confianza hasta que lograba llegar adonde estaban ellos», cuenta. Su secreto era la paciencia, el tiempo invertido en el monte y la observación atenta de sus costumbres y comportamientos. Así conseguía hacerse con las piezas que luego se cobraba por los pueblos o en las entidades que contrataban sus servicios.
La figura del alimañero se creó en 1953, cuando surgieron en España las Juntas de Extinción de Alimañas, encargadas de exterminar a todos aquellos ejemplares salvajes que pusieran en peligro el ganado. Funcionaron 29 años, hasta 1982, período en el que se dio muerte a unos cuatro millones de alimañas. Sobre todos esos profesionales destacaba Domingo Calvo Testón, quien siempre estuvo en los puestos de honor del 'ranking' como responsable de la caza de centenares de estos depredadores.
«Antes los alimañeros estaban muy valorados, porque los lobos hacían mucho daño a la cabaña ganadera», señala el alcalde casín, Tomás Cueria. El lobo prácticamente llegó a desaparecer del Parque de Redes casi al mismo tiempo que el oficio de alimañero, lo mismo que ocurrió en toda España. Pero sin nadie que le diera caza, la especie volvió a expandirse. En 1986, España ratificó el Convenio de Berna e incluyó al lobo como «especie de fauna protegida» que, no obstante, puede ser objeto de caza. Unos años más tarde, la Directiva Hábitats también permitió la «gestión» de las poblaciones de lobo al norte de Duero, donde tiene mayor presencia.
Ahora, con restringidos planes de gestión del lobo, el último de ellos a punto de ser aprobado por el Principado, se realizan programas anuales de control de la especie a razón de una media de medio centenar de ejemplares por año. La cifra no satisface ni a conservacionistas ni a ganaderos, que añoran de forma creciente a los alimañeros y una época en que el ganado era prioritario. «Entendemos que sea una especie en peligro, pero hay que proteger la ganadería, que es el único recurso en el medio rural», señala Cueria.
Domingo Calvo falleció en Langreo en agosto de 1990, hará 25 años, pero su leyenda sigue vida. En el bar de Puente Piedra se le puede ver aún en alguna fotografía que cuelga de la pared, y su casa, aunque en ruinas, permanece para el recuerdo en esta localidad casina. En su huerta tenía un pequeño zoológico por el que pasaron muchos animales y que era una de las grandes atracciones de la zo na. «Yo iba allí de crío a ver los lobos que recogía en el monte», recuerda el propio regidor. Como él, todos los pequeños del concejo tenían una obligada parada ante su casa para observar el comportamiento de aquellos animales salvajes, entre los que hubo uno que se hizo especialmente famoso: el 'Valdroguín'.
Domingo era capaz de capturar lobos adultos, contabilizándose por decenas los que logró atrapar en su extensa carrera como alimañero, pero con más frecuencia lo que hacía era sustraer las crías de las cuevas antes de que se convirtieran en una amenaza para las reses. «Quitaría dos o tres camadas al año», calcula Gallinar.

La historia de 'Valdroguín'
En junio de 1961 capturó una de esas camadas y se la llevó a su casa. Allí tuvo a los lobeznos un mes. «Les dio leche por el biberón hasta que comenzaron a comer carne y, finalmente, decidió quedarse con uno. Le llamó 'Valdroguín', lo que, a su juicio, quería decir «que comía mucho», y se convirtieron en compañeros inseparables. Puede decirse que Domingo Calvo consiguió domesticar a un lobo, al que acariciaba y cuidaba, y también daba la libertad de adentrarse en los montes. Luego, por la noche, Domingo llamaba a 'Valdroguín' «por su nombre y con una especie de canción que él comprendió muy pronto».
'Valdroguín' jugaba con los perros, seguía las huellas de Domingo, le lamía la cara o jugaba con sus botas, e incluso ganó un premio en una exhibición de cánidos en Sama de Langreo por la fiesta de Huevos Pintos. Fue un lobo famoso, mil veces fotografiado y hasta grabado para el cine. El propio Domingo dejó constancia escrita de muchas de las anécdotas de su 'mascota' en un manuscrito que alguien transcribió a máquina y que acabó en manos de una de sus sobrinas. Ahí cuenta cómo después de que devorase una gallina o una oveja acudía a él delatándose con un curioso lloriqueo, cómo a veces seguía su rastro a kilómetros de distancia o cómo lo exhibió por los pueblos cuando su mujer fue hospitalizada y requirió ingresos extra.
Aunque la historia principal de estas sorprendentes memorias es el hecho de que esa aventura de domesticar al lobo acabó en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo, en una lucha «a vida o muerte» que terminó con «el tiro que más me pesó de la vida». Domingo terminó con 27 puntos y 55 heridas que requirieron dos horas y media de curas. Pero l o que más le dolía era haber matado a su gran amigo, un lobo del que nunca terminó de fiarse del todo porque «la intención y las mañas eran las de su clase», pero de cuyo comportamiento agresivo se consideraba culpable por haberle pegado. «Metí la pata, en vez de acariciarle, le pegué y se volvió a mí avisándome de que por las malas no había nada que hacer», relató tiempo después.
«Es un testimonio interesantísimo», asegura Monchu Calvo, pariente lejano que se ha encargado de recopilar información sobre este personaje «singular» que exhibía con orgullo su carné de alimañero y que «cazaba a los animales a la vez que los quería». Representaba, opina, un equilibrio entre el hombre y la naturaleza «que hoy se ha perdido».

 http://www.elcomercio.es/asturias/cuencas/201502/01/hombre-aullaba-lobos-20150201010629.html

«El Plan del Lobo recoge que los cazadores pueden actuar, así que adelante»

  • Los alcaldes de Picos solicitarán apoyo a Europa para solucionar el problema del lobo

  • Exigen al Principado que cumpla el Plan de Gestión y realice más controles ya que tachan la situación de «insostenible»


Insostenible». Así coinciden los alcaldes de los municipios con terrenos dentro del Parque Nacional de los Picos de Europa en describir la situación que están viviendo los ganaderos con un volumen de ataques del lobo que supera todas las previsiones y precedentes. Son ya 58 las reses muertas en los últimos cinco meses dentro del área protegida. Así lo refleja el informe de gestión del Parque Nacional de los Picos, una cifra que descoloca a todas las partes implicadas. De hecho el documento valora estos datos e indica que «es preocupante lo temprano del comienzo de los daños con respecto a otros años».
Ante este panorama los alcaldes de las dos peñamelleras, Cabrales, Onís, Cangas de Onís y Amieva coinciden en la necesidad de presionar a la Administración autonómica para atajar este grave problema cuanto antes. Y van más allá. El alcalde oniense, José Manuel Abeledo, ha puesto sobre la mesa la posibilidad de buscar el apoyo de Europa en este complejo asunto. «Ya he hablado con el resto de alcaldes de la posibilidad de enviar una consulta a Bruselas para que nos asesore y resuelva cuál puede ser la salida a esta situación», expone. El regidor opina que no tiene sentido que desde la Unión Europea se continúen subvencionado terrenos pastables «cuando la pérdida de los mismos viene marcada por los daños del lobo». «Me refiero a que el descenso en el volumen del ganado menor es consecuencia de la presión del cánido y, a medida que se reduce la reciella, los pastos se llenan de matorral y se pierden subvenciones, es una cadena», narra Abeledo. El regidor de Onís lleva muchos años en esta lucha y sabe que, al final, «todo repercute en gran medida en el bolsillo del ganadero», por eso propone ahora este giro en la actuación.



Desde Cangas de Onís, el alcalde advierte de que los ataques ya están saliendo del parque. «Muy cerca de Teleña se registraron hace pocos días y eso ya no es el parque, esas zonas no deberían tener población de lobos», indica José Manuel González. El regidor insiste en la idea de que «solo hace unos meses que se aprobó un nuevo Plan de Gestión del Lobo y, a mi juicio, lo único que se debería hacer es comenzar a ponerlo en práctica».
Por otra parte, recuerda que los reiterados ataques en las áreas de parque y pre parque «solo vinieron a demostrar que existe un crecimiento importante de la población del lobo y, en ese supuesto, el propio plan recoge que los cazadores pueden actuar, así que adelante. Pero que no esperen a mañana, que lo hagan ya», solicita.
De igual modo opina José Félix Fernández, alcalde de Amieva. «En Amieva hemos tenido, durante todo el invierno, ataques sistemáticos. La situación para los ganaderos es insostenible», reconoce. En este municipio se han recogido firmas y se han mantenido contactos con la consejería, «pero los controles siguen sin llegar». «La Administración tiene que cambiar su manera de gestionar este problema, en Amieva hay una cantidad de lobos fuera de toda lógica».
En este punto, Fernández tiene previsto reunirse con el codirector del parque, Rodrigo Suárez Robledano, para agotar todas las vías de reclamación. «Yo no digo ya que la ganadería sea incompatible con el lobo, pero sí con este volumen de ataques y con el de ejemplares que existen en este momento», insiste. Seguirá exigiendo actuaciones hasta que se encuentre una solución. «Queremos que se realicen controles reales y efectivos. Que la reducción de población sea visible y que las batidas sean públicas, no como hasta ahora, que se desarrollan medio en secreto», censura.
El fin de un medio de vida
Rosa Domínguez de Posada habla en boca de sus vecinos cuando asegura que los ganaderos de Peñamellera Alta están «desesperados». «Según me cuentan ellos mismos, no es solo en el parque, es que los lobos ya están matando en la sierra del Cuera, una zona declarada libre de lobos», explica. La alcaldesa, recién llegada al área protegida tras la ampliación de los terrenos, es consciente de que «los montes se están perdiendo y todo ello pasa por no cuidar al sector ganadero». «Con las políticas que se están llevando a cabo parece que lo que buscamos es perjudicar los pastos. Sin la ganadería los Picos de Europa se van al traste, porque es esta actividad la que mantiene el paisaje», valora la regidora peñamellerana. Domínguez de Posada insiste en que desde su Ayuntamiento existe mucha preocupación sobre este asunto porque de alguna forma se va a llegar a perder «el medio tradicional de vida de esta zona».
Afortunado, entre comillas, es el concejo vecino, Peñamellera Baja, donde parece que el volumen de daños no es significativo. Es debido, sobre todo, «a que los ganaderos de la zona, por miedo a los ataques, ya han quitado el ganado menor», valora el alcalde, José Manuel Fernández. «Fuera del parque de los Picos sí ha habido alguna pérdida más, cerca del límite con Cantabria», puntualiza. A pesar de ello, el regidor se muestra «sin ninguna duda, a favor de que los ganaderos siempre sean una prioridad». «Debemos cuidar a los pocos que se mantienen, aunque no haya muchos que se inicien en la actividad». En beneficio de los pastores, Fernández apuesta por «mejorar infraestructuras, pastizales e incluir beneficios fiscales para la gente que se quiera establecer».
Incompatibilidad
Tras algo más de dos años al frente del Ayuntamiento de Cabrales, Carlos Puente concluye antes de abandonar su cargo que «no habiendo lobos no habría daños». «Tanto Cabrales como el resto de ayuntamientos con representación en el parque hemos presionado estos años para evitar los daños, pero está claro que es una labor que hay que seguir haciendo. La ganadería y los lobos no son cosas compatibles y las administraciones deben darse cuenta», concluye. Son, en total, cuatro los lobos abatidos dentro del parque nacional en los últimos meses. Dos en tierras de Cantabria, uno en las inmediaciones de Oseja de Sajambre y otro de la manada de los Lagos.


El lobo ha matado 58 cabezas de ganado en los Picos de Europa en lo que va de año


58 son las reses que ha matado el lobo dentro del Parque Nacional de los Picos de Europa desde el 1 de enero hasta el pasado 20 de mayo de este 2015. Así figura en el informe de gestión del Parque Nacional de los Picos de Europa, que fue abordado el pasado jueves en el transcurso del Patronato de este espacio protegido celebrado en Oviedo. En este documento se especifica que de las 58 cabezas de ganado muertas por la acción del cánido, sobre 53 de ellas no hay ninguna duda de que han fallecido a causa del ataque del lobo, mientras que en las cinco restantes no hay confirmación plena, aunque también se atribuyen a este depredador. De estas 58 reses muertas, 26 son ovejas y corderos, 22 cabras y cabritos, 7 vacas y terneros, mientras que las 3 restantes corresponden a otras especies.
La cifra puede parecer pequeña si se compara con las 222 cabezas que sirvieron de alimento del cánido a lo largo de 2014, pero sí es llamativa ya que los primeros meses del año suelen ser uno de los periodos en los que menos muertes del ganado doméstico se registran ya que las reses se encuentran en la zona baja de los montes y no es hasta entrada la primavera cuando se abre la temporada de pastos de altura. De hecho no fue hasta ayer mismo cuando se pudieron comenzar a subir el ganado menor en la conocida como reciella.
De hecho en el propio informe de gestión del Parque Nacional se valoran estos datos y se indica que «es preocupante lo temprano del comienzo de los daños con respecto a otros años». Y se pone como ejemplos los ataques registrados el 4 de mayo en Cillorigo de Liébana, el del 10 de ese mismo mes en Cangas de Onís u otro más el 18 de mayo en terrenos del Parque en Onís. A esto hay que añadir, según se indica en el informe de gestión, que «en Cabrales y Camaleño no ha habido interrupción en la existencia de daños de un año a otro».

Cuatro lobos abatidos
Pero el que se den estos ataques no significa que los mecanismos de control de la especie en el Parque Nacional no estén activos. Prueba de ello es que desde el 1 de febrero hasta el 30 de abril se ha abatido a cuatro lobos dentro de este espacio protegido. El primero fue el 1 de febrero en las inmediaciones de Oseja de Sajambre. Allí la Guardería de la Reserva Regional de Caza de Riaño abatió a una hembra de 3 años de edad, la cual portaba un collar radioemisor defectuoso y que ya no transmitía. Este ejemplar pertenecía al grupo poblacional de la zona Lagos.
El 11 de marzo la Guardería del Parque Nacional mató por el método del aguardo a un ejemplar macho adulto de 34 kilos perteneciente también a la manada de Los Lagos de Covadonga.
Los otros dos lobos extraídos en los últimos meses se abatieron en tierras de Cantabria, en concreto el 30 de abril por personal de la Dirección General de Montes y Conservación de la Naturaleza de Cantabria, con la participación de tiradores locales. Los ejemplares abatidos fueron un macho y una hembra de entre 3 y 4 años de edad cada uno de ellos.
Seminario en noviembre
En cuanto a las tareas de seguimiento de las manadas existentes en el Parque Nacional de los Picos de Europa -hay constatadas media docena-, en el informe de gestión se indica que se ha confirmado la presencia de cachorros en la de Lagos y en la de Fonfría-Becenes, y se da por segura la reproducción de sus ejemplares en otras tres de ellas.
También se apunta que en la actualidad no hay ningún lobo del Parque con un collar de seguimiento operativo y que los intentos realizados en lo que va de año para capturar a alguno y colocarle este dispositivo no han tenido éxito.
Por último, en lo referente al lobo, el Parque Nacional de los Picos de Europa está trabajando en la organización de un seminario sobre esta especie para poner en valor y a disposición de los interesados toda la información recopilada sobre el cánido durante los últimos años. Un hecho que servirá para «desmontar tabúes y mistificaciones sobre el lobo», pero también para realizar en un futuro una gestión más efectiva de la especie. La previsión es poder celebrar esta interesante cita a lo largo del mes de noviembre.
http://www.elcomercio.es/asturias/oriente/201506/02/lobo-matado-cabezas-ganado-20150602001841-v.html

Muere atropellado un lobo entre Guadarrama y Los Molinos

Los ejemplares están protegidos y habitan principalmente en el Parque Nacional del Guadarrama y la sierra de Lozoya .
Un lobo ha muerto atropellado en la carretera M-622 que une Guadarrama con Los Molinos, según han confirmado  fuentes de la Guardia Civil. Esta especie había desaparecido de la Comunidad en los años cuarenta, aunque volvió a ella en 2013. Los escasos ejemplares que viven en la región están protegidos y habitan en el Parque Nacional del Guadarrama y en la sierra de Lozoya.
Estas fuentes han señalado que el cadáver del animal ha sido trasladado hasta El Centro de Recuperación de Animales Silvestres (CRAS) de Tres Cantos para que se le practique la necroxia.
Sobre si se ha registrado algún tipo de ataque de esta especie en la zona, han indicado que la única denuncia que consta ante Guardia Civil data de finales de enero, en la zona de la sierra del Lozoya.
A su vez, fuentes del Ayuntamiento de Guadarrama, han explicado que en la Policía Local tampoco se tiene constancia de que se hayan producido ataques en su entorno. "Algunos vecinos sí que han visto a un ejemplar, pero nada más", ha añadido.
Por su parte, la Unión de Agricultores, Ganaderos y Silvicultores de la Comunidad de Madrid (UGAMA), ha emitido hoy un comunicado en el que asegura que este miércoles, 15 de abril, en la localidad de Paredes de Lozoya, a medio día, un lobo "atacó a un rebaño de ovejas en presencia del pastor, con el resultado de una res muerta por mordedura en el cuello".
Esta asociación ha concretado, sobre el lobo atropellado este jueves, que era un macho de gran tamaño, de entre 30 y 40 kilos y que su cadáver quedó "en mitad de la cuneta" de la carretera "con la necesidad de que fuera retirado posteriormente por los servicios municipales".
UGAMA ha hecho alusión a la "problemática que genera esta especie" en la Comunidad de Madrid. "Se han dado casos de presencia de lobos a 500 m de un núcleo de población rural como es el municipio de Guadarrama" , han asegurado.
De este modo, indican que se ha generado una "una gran alarma social, especialmente entre los ganaderos" ya que estos últimos se ven "incapaces" enfrentarse a una situación como esta en la que" no hay un lugar seguro para sus animales ya sea en el campo o en las inmediaciones de los núcleos urbanos".
"La singularidad de esta especie junto con la protección que establecen las leyes, está provocando que el lobo se aleje de sus costumbres propias para adecuarse a un entorno urbanita lo que conlleva una suerte de domesticación de la especie", han puntualizado.
Finalmente, los responsables de UGAMA han dicho que defienden la "importancia" de la biodiversidad en el entorno natural y que piensan que los ganaderos "no tienen que hacer frente a los gastos económicos que generan estos ataques".
Por este motivo, han pedido "medidas" para "abordar con seriedad y respeto el problema de los lobos" y la "búsqueda de soluciones" para que se produzca un "equilibrio entre seguridad ciudadana, fauna salvaje y ganadería extensiva".

Esos lobos que nos salvaron

Humanos y lobos somos especies parecidas: omnívoros, oportunistas y jerárquicos.

Siempre me han fascinado los neandertales, esa otra especie humana con la que hemos compartido el planeta durante muchos miles de años. ¿Se imaginan? Ya hemos convivido con alienígenas, y de hecho guardamos un vivo recuerdo de ellos: los extendidos mitos de ogros, troles, yetis y big-foot son el rastro que esos seres dejaron en nuestra memoria colectiva. En realidad sabemos muy poco de los neandertales y su extinción es uno de los grandes misterios de la paleontología. Los expertos están en una guerra constante de fechas y datos; creo que, a la dificultad de conseguir información precisa en una materia tan remota, se añaden una infinidad de poderosos prejuicios por el hecho de estar tratando un tema tan sensible como la supuesta preponderancia de nuestra especie.
De modo que, durante años, se pensó que los neandertales eran unos brutos inferiores y que los cromañones, mucho más refinados e inteligentes, llegamos y les borramos por nuestra pura superioridad. Luego se ha descubierto que nuestros primos eran tan inteligentes como nosotros; que, además, con su cuerpo masivo estaban más adaptados que nosotros para el frío de la glaciación (y, sin embargo, quienes desaparecieron fueron ellos); que convivimos durante muchos milenios (entre 15.000 y 130.000 años, dependiendo de las fuentes); más aún, ¡que nos apareamos! Y que tuvimos descendencia fértil, porque todos los humanos, salvo los africanos subsaharianos, tenemos entre un 1% y un 4% de genes neandertales. Eso sí, el cruce debió de ser muy raro. Un serio y famoso estudio estadístico aventura que sólo hubo 10.000 parejas mixtas de padres. Cómo se llega a una precisión contable de este tipo es una magia genética y matemática que soy incapaz de vislumbrar.
Aunque los neandertales estuvieran más preparados para el frío, eso no les salvaba de la hambruna que trajo el invierno
Pero volvamos al misterio de la extinción de los neandertales. Durante algún tiempo, y de hecho hasta hace muy poco, hubo una teoría maravillosa. Ya hemos dicho que neandertales y cromañones éramos exactamente iguales en cuanto a capacidad intelectual, nivel tecnológico de fabricación de herramientas y demás. Sin embargo, parecía que nosotros, además de fabricar hachas, hacíamos collares. Que no sólo nos interesaba lo útil, sino también lo hermoso. Y que ese talento artístico, digamos, podía haber sido la clave de nuestro éxito. Que la capacidad de crear y apreciar la belleza hubiera sido lo que nos salvó de la extinción me pareció tan emocionante que escribí un artículo sobre ello e incluí este dato en varias conferencias. Pero se trataba, de nuevo, de una conclusión errónea y etnocéntrica. En la última década se ha demostrado que los neandertales también se hacían collares de dientes de animales, también apreciaban lo estético. Volvíamos a ser iguales. Volvíamos a quedarnos sin ninguna diferencia que explicara por qué ellos desaparecieron y nosotros no.

Ahora he leído en The Guardian una noticia fascinante. Un profesor norteamericano, Pat Shipman, acaba de publicar un libro en el que propone una teoría formidable. Recordemos que, en la época de la extinción, la glaciación estaba haciendo que la vida fuera mucho más difícil; aunque los neandertales estuvieran físicamente más preparados para el frío, eso no les salvaba de la hambruna que los rigores invernales trajeron: había menos comida para todos. Y, entonces, sucedió algo maravilloso: los cromañones se aliaron con los lobos para cazar. Dio así comienzo nuestra viejísima relación con los perros; hay restos óseos de hace 40.000 años de humanos y lobos enterrados juntos, y en los huesos de los animales no se veían huellas de dientes, lo que demostraba que no habían sido devorados, sino que formaban parte de la familia; además, para entonces los cráneos de los lobos ya estaban ligeramente modificados, porque eran una especie doméstica.
Humanos y lobos somos especies parecidas y complementarias; somos omnívoros, oportunistas, jerárquicos, animales sociales que nos ocupamos de nuestras crías y de nuestros viejos. En tiempos de hielo, de penuria y de hambre, tuvimos el ingenio de aliarnos para cazar. Juntos, cromañones y lobos debimos de formar un equipo letal y poderoso. Cazamos (y exterminamos) a los mamuts, a los leones y los búfalos europeos. Y matamos de hambre a los neandertales. El libro del profesor Shipman se titula The Invaders: How Humans and Their Dogs Drove Neanderthals to Extinction (los invasores: cómo los humanos y sus perros llevaron a los neandertales a la extinción). Miro ahora a mis perras, conmovida y conmocionada por la idea de que probablemente nos salvaron como especie. Y, desde entonces, cuántas veces hemos abusado de ese pacto, cuántas veces los hemos traicionado.

http://elpais.com/elpais/2015/03/27/eps/1427476921_690889.html